sábado, 22 de octubre de 2016

Lectura en voz alta en la Asociación SAPAME (Salud Para la Mente. Asociación de Usuarios de Salud Mental de Granada). Asociación Entrelibros.

SAPAME lo forman un grupo de personas con algún tipo de discapacidad por enfermedad mental. Se han constituido como Asociación, promovida y gestionada por los propios interesados, fundamentada en actividades socio-culturales.

[...] Así, a la siguiente semana, cuando tuvo lugar nuestra primera sesión regular, asistimos a la misma un total de diez personas. ¡Un gran éxito para nuestra actividad! Hasta entonces las reuniones habían sido menos concurridas, pero, curiosamente, no por haber más gente fue una tarde menos íntima. La conversación fluyó como un mecanismo de relojería, hermoso, sincero y lleno de reconocimiento al otro. Así, Eduardo propuso en primer lugar la lectura de un poema de Ángel González, “Para que yo me llame Ángel González…”. Y hablamos. Hablamos de quiénes somos, de qué tememos, de qué milagros se han ido sucediendo para que nuestra vida sea hoy una realidad. Hablamos de las perspectivas de nuestras existencias, y lo hablamos con dolor, con esperanza, con lucidez y determinación. Se generó una escucha dialogada, un toma y daca lleno de preguntas y respuestas, de puntos de vista que no buscaban la verdad, pero que se aportaban con verdad. Hablamos de cómo nos destruimos. Y de cómo nos salvamos. Las miradas eran afables, directas, sostenidas en los ojos. Y las voces… a veces temblaban, pero se atrevían a existir. Porque en esa sala compartimos con naturalidad quiénes éramos. Y vimos que no hay líneas que separen claramente los juicios. No hablaron desde un yo enfermo. Hablaron desde un yo atravesado por las mismas preguntas y miedos que cualquier ser humano. Porque en materia de angustia y de inseguridad, toda persona puede considerarse experta.


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