domingo, 6 de noviembre de 2016

Homero siempre estuvo allí. Carlos García Gual (El País).

Juan Signes demuestra aquí la tesis de que la Ilíada y la Odisea pasaron a la escritura en el siglo VI antes de Cristo y no en el VIII antes de Cristo como defienden otras escuelas.

Sobre cuándo y cómo se compusieron la Ilíada y la Odisea, esas dos grandes epopeyas atribuidas a Homero, con las que se inicia de modo tan magnífico y resonante la literatura griega, han discutido tenazmente los estudiosos en los últimos tres siglos. La llamada "cuestión homérica", en la que con razonados argumentos se oponían rotundamente las tesis de los filólogos "analíticos" (partidarios de desmenuzar los largos poemas vistos como un zurcido final de cantos menores más antiguos) y los "unitarios" (los que destacaban la unidad interna y estructural de las obras homéricas), parecía haber quedado bien zanjada a partir de las nuevas perspectivas sobre la composición oral aportadas por las investigaciones de Milman Parry. Según esta perspectiva, que se fundamentaba en las investigaciones de campo llevadas a cabo por Milman Parry a comienzos del siglo XX sobre la poesía oral yugoslava, los vastos poemas homéricos aparecían como el producto tardío y espléndido de una amplia tradición de poesía oral, de composición memorística y formularia, una tradición poética que en manos de un aedo de singular talento literario abocaba a estas extensas epopeyas, recogidas pronto por escrito. Acaso por él mismo, si es que fue uno de los primeros en aprender a escribir, o bien dictados por un Homero analfabeto a un aedo más joven, que ya dominaba la técnica reciente de la escritura alfabética. CONTINUAR LEYENDO
 

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