miércoles, 24 de mayo de 2017

"Leer sin libros". Un artículo de Roger Chartier publicado en la revista Álabe nº 15.

Lector de Pierre Bourdieu sé bien las seducciones y trampas de la ilusión biográfica. Escribir recuerdos personales es siempre (conscientemente o no) plasmar una representación de sí mismo que construye un pasado deseado, imaginado, que no corresponde necesariamente a lo que fue realmente. Semejante ilusión se encuentra aún más fuerte cuando se trata de los libros y las lecturas. Escribir sobre sus lecturas es un género bien establecido que aprovecha formulas narrativas en las cuales los imprecisos recuerdos imprecisos de la experiencia personal pueden estar situados en la imagen que cada uno tiene o quiere de si mimo. Me parece que existen dos formas dominantes de semejante narrativa. La primera supone que los libros fueron siempre presentes. La historia del lector en un mundo saturado por los libros es como un viaje entre títulos, autores, géneros. Las elecciones de la memoria o de la manera de presentarse hacen hincapié en la precocidad del leer, los descubrimientos furtivos, las lecturas transgresivas opuestas a las lecturas impuestas por la escuela. Como si hubiese nacido en una biblioteca, el lector heredero construye los corpus de las lecturas de su juventud a distancia del modelo y del repertorio de la escuela.

El lector que nació en un mundo sin libros, o casi, elige otra narración en la cual el leer es una conquista, no una herencia. En su narración la escuela desempeña un papel fundamental. Sus lecturas más personales son, de hecho, las que requería la escuela. Hace de la conformidad con los repertorios más canónicos lo propio de una trayectoria descrita como singular. Entre estos dos discursos existen, por supuesto, otras modalidades de la memoria de las lecturas, más complejas o hibridas, pero son estos dos modelos dominantes los que definen la polarización, socialmente arraigada, entre dos maneras de contar su vida y dos relaciones de la memoria con los libros. Nunca debe olvidarse que las fórmulas disponibles para construir un discurso autobiográfico plasman los relatos de las experiencias personales. La ilusión autobiográfica hace que el individuo se piensa como irreductiblemente único cuando, sin saberlo, su discurso o su memoria retoma modelos retóricos o narrativos ampliamente compartidos. CONTINUAR LEYENDO

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